Barguesht... ¿porqué me miras a los ojos? La lluvia está apunto de comenzar -pregunté-.
Él sólo clavaba sus pupilas en mí. Los dos cuernos que ocupan el lugar de sus ojeras, formaban una pútrida sonrisa carcarea, imposible, muerta.
Barguesht, si seguimos aquí nos mojaremos y moriremos ahogados e hipotérmicos. Vamos, acompáñame adentro por una taza de café.
Yo quería que mis peticiones no se transformaran en súplicas, pero él, inmutable, sonreía en posición de ataque; en su cara estaba labrada una burla enferma que a cada segundo me cortaba la respiración. Mi férrea educación cristiana me obligaba a ser precavido; la necedad, en cambio, era tácita e inconmovible.
Barguesht, por favor, te aprecio, no quiero verte morir; la puerta está a solo unos pasos, acompáñame... ¡por favor! ¡ven conmigo!.
Mis lagrimas de desesperación tocaron el suelo al mismo tiempo que las primeras gotas de lluvia; comenzaba la nefasta danza de las nubes, sincrónica con los astros malvados cómo una caja de música triste y corrompida obra de artesanos locos, conocedores de secretos antediluvianos.
Cuando sentí el agua escurrir debajo de mi cabello supe que mi destino era ineludible;llorar no serviría de nada.
Me entregué a Barguesht, a sólo unos pasos de la puerta.... mientras él comía mis entrañas, yo sentía una expansión infinita; mi sentidos entraron a todos los rincones del universo, debajo delas piedras, adentro de los ombligos, en los oscuros recovecos que la raza humana desconoce. Pude sentir todos mis agujeros y mis vacíos; pude sentir la topografía de cada alma existente.
Entonces descubrí el terror.
Como andamos Rho?, mucho tiempo sin saber de usted, espero que estes bien , haber si me pasas tú mail.
Escrito por David Palomares a las 21 de Septiembre 2007 a las 06:11 PM