El cadáver,en teoría, viene cada tercer mes a pasar una temporada ahí, viéndome, acusándome de ser yo y no ser suficiente para él.
¿tengo miedo? Debería de tenerlo, los esquemas comienzan a cambiar, aunque según buddha Nunca fueron estáticos. Esta nueva calma insegura es un trampolín a profundidades ignotas, inexistentes, poco pulidas y con rebabas. Odio las rebabas.
Volviendo al tema, extraño un poco al cadáver, lo cual es nuevo; nunca pensé extrañar a semejante molestia, pero cuando se vuelve parte de tu rutina su ausencia es un vacío; una línea punteada delimitando un espacio, con forma de cuerpo distendido sobre un barandal.
La etapa surrealista de los muertos es la mejor, cuando representan gente y conceptos. ¿esa gente existe si es representada por un cadáver de un no-muerto imaginario? ¿importa?
Carajo, no importa.