ese café de chinos que me gusta tanto vende cerdo agridulce, que, a mi parecer, siempre es más dulce que agricerdo... cuando voy, disfruto de ver a través del ventanal a la gente pasar, historias que nunca sabré y nunca seré capaz de imaginar...
mis historias son agridulces, en cualquiera de los casos; mi desgracia es tierna; en mis finales se dibujan derrotas tranquilas.... y al final lo único que siempre he querido ofrecer en tranquilidad
¿alguien querrá aceptarla?
No puedo negar que estoy feliz, la calma me conduce a situaciones para nada molestas, pero mi agridulzura termina condenándome al inconformismo.... las cosas dulces tienen su componente agri.
Temo tener que verme obligado a teñir mis venas -una vez más- de indiferencia protectora..
...carajo, estoy feliz...