Quién hubiera pensado que tal azotea me llevara a tales lugares reconditos de tal magnitud. Azotea a traves de la cual uno viaja y uno deja de existir, azotea con o sin gente, con o si vida, pero con su propia voz.
No se porqué, pero me encanta. No solo esa, sino las azoteas en general. Las luces, el cielo, la aparente soledad de estos lugares abandonados pero tan comunes que la gente nunca recuerda.
Porque esta ciudad está plagada de azoteas, cualquier edificio fisícamente coherente goza del privilegio de una, pero no todos los habitantes de este lo tienen en cuenta.
Azoteas que representan el teatro de la ciudad, vida por vida, persona por persona, estrella por estrella. Cada pequeño edificio gira alrededor de un universo propio en el cual todo se desarrolla independientemente de su ambiente más próximo, pero no del más lejano. En la ciudad todo está atado entre sí, pero no de la manera que pudiera parecer lógica... aquel que trate de seguir las líneas que atan esta ciudad en algún momento terminará loco o muerto, solo hay que aceptarlas tal y como son ¿razónes? No las tengo.
Me gustan los días nublados, como hoy. En la noche iré a ver a Abeja, una banda nueva que me ha llamado mucho la atención, con juan, fernanda (espero) y una amiga y... chale... debo de moverme, debo de dejar de hacer lo que hago con mi mente y con mis motivaciones.
¿que sucede cuando las motivaciones que uno tiene son positivas pero poco cómodas?