AP - Madrid- Llegó a su casa a las 12:30 horas del domingo y el panorama que encontró no pudo ser más dramático e inesperado: su padre, de 84 años, sentado en un sillón y con un cuchillo en la mano. Su madre, enferma avanzada de alzheimer, yacía muerta en la cama empapada de sangre por las numerosas puñaladas que supuestamente le había asestado el padre, José Hernández Martín. El parricida se autoinculpó de la muerte de la mujer ante el hijo. Después, lo hizo ante el juez.
Su confesión fue clara. Había matado a su mujer para ahorrarla sufrimientos por la enfermedad que padecía desde hacía tiempo. Él mismo había empezado a apreciar los mismos indicios de la enfermedad que padecía su esposa, por eso también trató de acabar con su vida, pero luego no tuvo valor para suicidarse, según declaró ante el Juzgado de Violencia de la Mujer de Sevilla.
El matrimonio vivía con su hijo en el barrio sevillano de Villegas, que ya había puesto en conocimiento de los Servicios Sociales la situación de sus padres, a los que cuidaba diariamente, aunque la noche en la que ocurrieron los hechos se encontrara fuera de casa.
Salió a pedir ayuda. Después de presenciar el macabro espectáculo de sus padres, el hijo bajó a la calle a pedir ayuda y encontró a una patrulla de la Policía Local, que contactó con la Policía Nacional y detuvo al anciano. Después, éste pasó a disposición judicial. En su relato de los hechos, el anciano comentó que su mujer llevaba varios días sin atención, algo que fue rechazado desde la misma familia.
El anciano fue trasladado al módulo de psiquiatría de la cárcel de Sevilla II después de reconocerse autor de los hechos.
Tomado de "La razón digital".