29 de Diciembre 2009

Escribir

El procesador de textos termina de cargar y miro la rayita que parpadea frente a mí. Escribir.
Parpadea ella. Yo parpadeo sin saber muy bien lo que hago, sin esperar nada a cambio de la maquina.
Llevo tanto tiempo sin escribir desde adentro. No recuerdo cómo se hacia.
Tampoco tengo nada qué decir. La tranquilidad trastoca el nervio creativo, como si para construir conceptos complejos se requiriera un alma atormentada, un desternillante sentido del vacío que todos llevamos en la boca del estómago. Reír para no llorar. Llorar para poder reír. Nadie sabrá qué modo es el correcto.
Y escribo, dejo que los renglones virtuales se llenen sin esperar virtuosismo. Mis letras son extremadamente hurañas y terrenales.
Escribo sin esperar correcciones y sin querer agradar a nadie ¿cuanto tiempo va que no hago eso? ¿desde hace cuanto no escribo para mí? Hola Rodrigo, espero estés bien, largo rato de no verte.
He reflexionado mucho en estos últimos días y me dí cuenta que tengo mucho de qué escribir, pero el fantasma de la publicación sigue presente.
Dejé de decir cosas que no fueran para publicarse, el peor error que cualquier sujeto con mínimas pretensiones de sentimentalismo puede cometer. Mis palabras fueron drenadas por periódicos, boletines, trabajos finales y páginas de internet corporativas, mis oídos se llenaron de dulces intercraneales y las pulgas de mi habitación me desconocieron el derecho a enjuiciarlas. Las puntas de mis dedos están frías.
Saldré a tomar el sol.

Escrito por Rho NivonoG a las 6:06 PM | Comentarios (0)