Kara Kitap, El libro negro
de Orhan Pamuk, 1990
Cêlal Bey es un abogado común y corriente de los que abundan en Estambúl. Acostumbrado a tratar casos catastrales, no espera ya demasiado de su vida, asumiendo su rol en la sociedad como algo inalterable a estas alturas. Estambúl, a cada paso de Cêlal por las calles recorridas miles de veces, le confirma sus sospechas como algo que no debe dudarse, un futuro ya escrito en la rígida estructura social turca, hija bastarda del matrimonio entre oriente y occidente.
Un día su esposa Rüya desaparece sin dejar rastro, y Cêlal, conflictuado por esta broma del destino, decide encontrarla. Rüya para él representa lo único que en realidad ha valido alguna vez la pena, Su único incentivo para llevar aquella rutina asfixiante, aquél estratagema oxidado e inalterable. ¿Donde está Rüya? ¿fue secuestrada? ¿es un juego? ¿volvió con su primer esposo?
Si quiere que todo lo que ha construido a su alrededor no se derrumbe, si no quiere enloquecer por completo, Cêlal debe averiguar su destino, aunque este sea no verla nunca más.
El Libro negro, de Orhan Pamuk es una de las mejores novelas contemporáneas existentes, sin duda un nuevo asistente a las estanterías de la literatura universal de todo el mundo.
El autor, ganador del premio nobel de literatura en el dos mil cinco, hace del personaje principal un reflejo del verdadero protagonista de esta obra: la ciudad de estambúl, con sus barrios finos y sus callejones peligrosos, con sus templos históricos y sus edificios grises y cuadrados donde la gente sus vidas. Así, desarrolla un juego de personalidades distintas donde se pierde la cara y la identidad. Cêlal, en algún momento, deja de saber quién es y quién quiere ser, como cualquiera de las megápolis tercermundistas en donde vivimos, donde el contraste entre una riqueza mórbida y la paupérrima pobreza termina por ser nuestro habitat natural. Estambúl nos presenta túneles oscuros y olvidados que esconden el concepto de una identidad turca para poder hacer frente a la occidentalización impuesta por un mundo cada vez más uniforme, donde las fronteras trazan divisiones políticas y no cosmovisiones distintas, ni tradiciones, ni historias, ni ninguna singularidad. Estambúl, antigua capital del Imperio romano, guarda en sus entrañas retóricas la esencia de lo que hace a Turquía heredera directa del cristianismo temprano y el imperio árabe más extenso y longevo de la historia. Resulta imposible ignorar las cicatrices de grandeza dejadas por haber sido relegada a segundo plano, por haber sido abandonada por su propia "Rüya" (que, significativamente, en Turco es la palabra para "sueños"). La Estambúl en donde millones de personas cuentan sus historias, mezclan sus caras, honran a sus antepasados con cada una de sus expresiones, con cada uno de sus deseos y frustraciones.
Una novela de tintes detectivescos, pero sin caer en ese género lleno de clichés. Una novela que, aunque parezca de misterio, resulta ser más bien la descripción poetizada de la gente a través de su espacio físico, de la ciudad como consecuencia directa de sus habitantes y no viceversa.
¿Porqué resulta importante para cualquier pseudointelectualoide barato? Antes que nada, el autor es ganador reciente de un premio Nobel, y en cualquier conversación citar a un premio Nobel otorga credibilidad no sólo a la cita, sino también al usuario de esta y es credibilidad permamente.
La relación existente entre la Estambul de Pamuk y las megápolis Latinoamericanas donde la toponomía toma una identidad y se vuelve un personaje con quien tenemos interacción directa es oro molido; teorizar acerca de "la ciudad cómo un organismo vivo, conciente y autoregulado" en la mayoría de los casos resulta beneficioso, pues es un tema recurrente e interesante, además claro, de vácuo; perfecto para el círculo de personas al que nos dirigimos.
El ambiente del tercermundismo también tiene un potencial inusitado: ¿La pobreza marca la geografía citadina? ¿Se encuentra en la vastedad de caras un caldo de cultivo propicio para la interacción social o promueve el aislamiento del sujeto como individuo? ¿Los núcleos familiares se vuelven más cerrados ante el embate de la masividad? Al final... ¿Vivir en una metrópolis nos marca a nosotros, o nosotros marcamos a la metrópolis?. Estas son preguntas que el lector habrá de formular durante la tertulia en turno, para así dar la impresión de profundidad que buscamos.
Por último, y a manera de pilón, aconsejo prestar especial atención a las fábulas orientales que pueblan el libro y de ser posible memorizarlas, para luego poder soltar "perlas de sabiduría oriental" sin mayor propósito n significado, pero que impresionan mucho.
A fin de cuentas, esta es un must, porque además de ser utilísima para pretender, es una novela interesante, divertida y de amena lectura. su humilde servidor la ha colocado como una de sus novelas favoritas independientemente de su valor pseudointelectual pose, así que personalmente la recomiendo.
He dicho.
Fe de erratas:
Orhan Pamuk es ganador del Nobel de Literatura en 2006, no en 2005, creo sho
Orhan Pamuk es ganador del nobel en 2006 no en 2005, ¿o sí?
Escrito por Pashola a las 8 de Julio 2008 a las 09:19 PMola
Escrito por ajsdfjs a las 19 de Enero 2009 a las 10:07 PM