Yo quiero ser tu ferrante, me digo mientras esbozo una media sonrisa que ilumina mi cara. Ya todo es una broma. Ya todo es de papel. Extraño las mañanas lluviosas en la colonia del valle, que es cuando los demonios de la clase media muestran su cara menos amigable al público; la mesera del starbucks utiliza un amplio escote y los panistas de interés social van a antros que no pueden pagar. Tal vez villacoapa es el peor lugar del mundo, tal vez es de donde surgirá el hombre del mañana. Horror chino.
La ecuación es simple: mientras río de mi mismo, tú eres secuestrada por narcotraficantes colombianos, quienes te hacen u lavado de cerebro y te insertan en un campamento de las FARC secreto offshore en los bordes de Turquía, anatolia, más especificamente. Tú, creyendo que la libertad lo vale todo, participas en la transacción por medio de la cual el último grupo guerrillero de latinoamerica se hace con kilo y medio de uranio sucio y mientras lo transportas a través del océano atlántico una gran tormenta destroza la lancha pesquera en la que te encuentras, naufragando así en alguna isla desierta. Ahí recuperas la memoria y esperas pacientemente 5 años a que una patrulla marina del gobierno cubano pase por ti. Y te gustan las cabras. Azules.
Sí, azules.