cronicas de un mundo sin dioses aparentes

Fernanda no está sola.

Fernanda se siente sola. Fernanda sale a la calle y voltea a todas partes, no encuentra lo que busca. Fernanda busca algo que buscar... ¿qué buscar? Fernanda busca algo que extrañar. Fernanda se ve al espejo y decide que no vale la pena. Fernanda tira sus días a la basura creyendo estar sola, infinitamente sola. Fernanda existe en un mundo paralelo, donde solo está ella y su ego. Fernanda es de piedra. Fernanda es mi amiga. Fernanda camina por la calle de noche, tocando puertas, doblando esquinas, comiendo el espacio bajo sus pies, comiendo los restos de aquellos muertos que se cruzan en su camino. Fernanda quiere las llaves de aquella casa desconocida donde todos quisiéramos vivir. Fernanda es feliz (¿no?). Fernanda nunca niega la realidad, la acepta sin rechistar, aunque no le guste. Fernanda no tiene realidad. Fernanda recorre una ciudad personal donde los cadáveres siguen de pie, sonríen, saludan, son amables. Fernanda persigue conejos por callejones sin salida que llevan a alguna parte, blancos conejos con ojos rojos, levita y tenis, blancos conejos sonrientes pero hipócritas. Fernanda está triste. Fernanda conoce al José de los músicos de José.
Fernanda te ve a los ojos y sonríe con desgano, está desilusionada, preocupada. Luego se lleva la taza la boca y suspira, la lejanía comienza a afectarle....
Fernanda escribe. Vamos, dale una oportunidad.