El té me lo entregaron caliente, con espuma, y yo me dí cuenta de que mi vida es espuma. Cada día pasa como una pequeña burbuja, poco líquido, mucha espuma.
Y la espuma de los últimos días fue relajante. Pequeñas vacaciones de tres días que me ayudaron, pues no preocuparme de nada desinflama mi cabeza; solo pensar en paradojas, leer mucho, hablar mucho, caminar mucho (pero mucho), escribir cosas que nunca llegarán a este blog... desvariar mucho, hablar solo y repetir palabras sin sentido una y otra vez. Encontrar nuevos significados para mi nombre y sobre todo ver las nubes pasar sobre mi cabeza, seguir la trayectoria de la luna durante la noche y nunca abandonar el estado semidormido en el que me sumo durante tales ocasiones.
Porque bailar no es lo mío, aunque esté en clases de baile y mucho menos aprenderme temas de culebrones para cantarlos en grupo. Por eso me llaman extraño ¿serán ellos los extraños? Caminar sobre la carretera durante horas es terapéutico.
Y todo me resulta senseless durante. Nada, un sano y tenebroso vacío en mi alma/cabeza.
Todo esto me pone a pensar, sí, pero me hace pensar en un plano blanco, me hace ocupar la mente en justamente nada, pero mantenerla ocupada en ello. Sentimientos que se sobreponen y no son necesariamente contrarios solo que su conjunción es rara y poco frecuente; además de no ser intensos... solo comparables con múscia de fondo, música de elevador.
Las espirales de la espuma, contenidas en cada pequeña burbuja son impredecibles. El té chai no sabe tan mal.
Y no sé que me espera. Ni lo que ya no lo hace.
"La vida es como la espuma, por eso hay que darse como el mar"
(Sabia frase de Y tu mamá también. Me hace llorar...)
Escrito por Fernanda a las 20 de Septiembre 2005 a las 06:08 AM