La tormenta que se avecina/
denuncia su proximidad/
con la calma de esta mañana/
con las pocas nubes del cielo/
con el sol que quema los árboles/
con el claro frío del invierno. /
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Nada me parece más tonto ni más idiota/
que el disfraz que estoy arrastrando:/
el chico bueno y tranquilo/
(carismático o mamón)/
que no se inmuta por nada/
con la mente bien plantada/
y entusiasmo al ayudar. /
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La tormenta que se avecina/
ya fue descrita por Sabína/
y rehuída por Páez; /
la tormenta que se avecina/
no tiene ritmo ni rima/
y todo esto viene al caso
porque heme aquí una vez más/
destruyendo los pilares/
de mi propio caminar/
tan solo por una razón/
que no cabe en mi cabeza/
(estupido frío invernal). /
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¿pero que puedo intentar?/
la tormenta se avecina/
tan nonsense y tan mortal/
y yo la mandé llamar/
¿pero qué puedo esperar?/
pues sucede por mis culpa/
¿soy una mala persona?/
¿ya no pienso en los demás?/
(es idiota preguntar cuando sabes la respuesta). /
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ahora hay que empezarse a mover/
pedir a los dioses piedad/
hora de empuñar los dados/
tirar 20 natural/ hora de hacer las llamadas/
que no debí realizar/
primero salvar el pellejo/
luego me replantearé o moriré/
hay suficientes razones/ para mandarse matar/
ayer yo perdí la cara/
la quiero recuperar/
(¡para volverla a perder, por supuesto! Es un circulo vicioso que siempre termina en suicidio alevoso y ventajoso). /
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Lo siento/
(¿me quieres perdonar?). /
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(Hoy Mariana sonríe/
y Fátima se deprime).