Un mundo de blancos y negros sería más sencillo, ¿no? Un mundo en donde no existieran los grises, ni los consejos, ni las interpretaciones. Las referencias veladas por el sentimiento que no me invade tratan de encausar el texto sobre rieles incorrectos; de lo que va no es de quejarse, sino de moverse.
Decía; un mundo donde el bien y el mal sean tan sólo el bien y el mal, donde volar no se convierta en un martirio, sino en un sacrificio entrecomillado ultravioliento estilo Tarantino. Tal vez Papillon con Steve McQueen sea una buena analogía de lo que nunca ha sucedido.