Se despertará usted y verá el reloj marcando las horas del final inconcluso que no escribirá. Entonces recibirá mi llamada: después de 6 timbrazos procederá a levantar el auricular, temiendo que yo sea yo y, desafortunadamente para usted, seré yo, con la cantaleta de los últimos tres días.
Le trataré de persuadir de escribir algo, ya ahogado en la vaguedad de textos en los cuales ha dejado de amar a la gente que le lee, tanto así el reconocimiento de los ajenos que toman sus palabras proféticas. Nuestro pueblo necesita esperanza, ¿sabe? Sólo sus palabras bañadas en rencor chocolatoso pueden mover un ápice la conciencia general de los que osan perturbar el sueño ajeno, el sueño colectivo.
Le trataré de persuadir una vez más, para entre en el jardín de su memoria y recoja las flores que a todos nos gustan y que nadie interpreta a sabiendas de su naturaleza. Yo he logrado descifrar en sus palabras los números de la cábala. Sé que la posición de cada caractér en el acomodo de sus artículos dentro del blog entraña un laberinto de significados y referencias a autores de principios del siglo XX. He descubierto el engaño, mediante el cual usted dice haber escrito textos cuya verdadera autoría pertenece a Ibn Al Zahir, personaje a su vez ficticio de Borges, mas nunca publicado. He sabido sobre las conspiraciones de golpes de estado provenientes de Anatolia en las que disfruta enredarse. He encontrado canciones de Fito Páez juntando todas las segundas letras de sus poemas más mundanos. Los últimos 4 años, como puede constatar, se me han pasado analizando cada uno de sus escritos a fondo, buscando códigos, encontrando verdades.
¿Quién, sino yo, supo de la aplastante derrota del la selección de Bhutan ante el Galatasaray meses antes de que sucediera, gracias a tú otrora soso Reflexiones pre 3 AM del 12 de Agosto de 2006?
Te invito, entonces, a que te veas conmigo. Conozco tus interrogantes y tus respuestas; he leído tu futuro en tu pasado y necesito que lo sepas. Por eso pido tu dirección. Llegaré en transporte público a tu casa y llamaré al timbre toda la tarde si es necesario. Déjame ayudarte a escribir de nuevo esas prosas repletas de oscuras revelaciones y de guiños a la historia de la filosofía de medio oriente.
Con la edad falla la capacidad de escribir historias fantásticas; despreocúpate, tú nunca las escribiste, dejaste que el lector las escribiera por si mismo a partir de un estudio riguroso de tu inevitable capacidad para desacreditarte.
¿Plagio o incomprensible licencia poética? Los personajes garabateados entrelineas son prestamos de otros libros, malas segundas partes de las aventuras vividas en la literatura contemporánea; Ferrante cruzando mares ignotos para rescatar a una damisela con sus conocimientos de arquitectura y fotografía. La mujer invisible, siempre detrás de ti, siempre respirando en tu nuca y aliviando tus noches de enfermedad con una silla y una vela de luz oscura. El cadáver funcionario de gobierno, colgado del barandal de tu casa sin escaleras cuya misión es recordarte que cada 34 días (no 28, como mencionas en el texto original) regresa ese sentimiento de soledad al cual has adoptado como a un hermano. El amor inexistente, las canciones que nunca escribiste, el teléfono celular con mensajes cariñosos. Todos tus personajes son reinterpretaciones, y tú eres el gemelo malvado de cada uno de ellos (de hecho, todos somos el gemelo malvado de Ferrante, en el momento preciso).
Sí encuentras la relación matemática de todos los artículos publicados bajo el seudónimo de Ruy Feben, que indudablemente es Ferrante, encontrarás la función de onda que define el espectrograma de The fool, canción de Neutral Milk Hotel, y el análisis del nombre de la banda a su vez traza un mapa en coordinadas polares de los túneles de la ciudad de Estambúl, donde se esconden miles de Turcos petrificados, con su cara de preocupación, sentados en sus cafés, escuchando eternamente en sus radios ya inservibles la derrota de la selección de Bhutan, descritos ya por por Pamuk alguna vez. ¿Crees que no veo la relación? ¿Me consideras lo suficientemente idiota como para no saber que la mujer invisible se llama Antonella y es amiga de los muertos? ¿Crees que no sé que Joaquín Prieto nunca existió y todo fue un invento tuyo para poner en marcha una revolución sionista, de cuyos líderes eres simpatizante?
Pero lo has perdido. Ya no escribes más.
Dame tu dirección y déjame encontrar tu casa vacía, para tomar tu lugar.
No puedes dejar morir lo que mantiene viva la vena creativa del caos citadino y Banal. No puedes dejar que yo me muera, Idiota.
Atentamente
Yo.