ribo esto rápidamente esperando ser leído: la sangre corre por nuestras venas al ritmo navideño y nosotros no la valoramos
la sangre debería de correr por el suelo, es la única manera en la que nos damos cuenta de que existe. Las culpas son solo una ilusión, el odio la realidad. El alimento del alma se compone por lágrimas y gritos, por muerte roja y peste negra.
Nadie se salvará, la conclusión es simple. Al final todos odiamos y todos matamos, sin darnos cuenta; nuestra supuesta inmortalidad nos ayuda a olvidar. Yo quiero mi alma de vuelta, destroza la fotografía y acércate a mí, hincada, y ríndeme culto como a una virgen o a un dios oscuro. ¿Todos somos dioses? Demuéstrenmelo.
(Estupida humanidad).