cronicas de un mundo sin dioses aparentes

mundo sin dioses aparentes I

Esta ciudad es un mundo en sí. Es una contradicción, una experiencia, un balazo en medio de la frente, un ramo de rosas. Es difícil definirla sin caer en clichés. Y es que no hay palabras originales para hacerlo, pero ninguna palabra conocida lo hace.
El cielo es transparente esté o no nublado, está o no contaminado. A través de él puedes ver el inicio y el final de tu vida. Verlo fijamente es ver tu muerte, tu condena y tu guillotina. Es tu madre, puta madre. La que te malparió, pues aquí solo se puede ser malparido, no existe otra forma de nacer. Con semejante nacimiento, te podrás imaginar como transcurre la vida de cada uno de nosotros. Y como tenemos manchado el karma, no mames.
Los niños más pequeños son atacados de inmediato con la mierda que flota en el aire. Luego por la sociedad, una sociedad cheessy, wannabe, que mezcla estas palabras con naco e indio. Te enseñan a negar tu origen y lavan tu pelo con manzanilla para que “seas güerito, rubio, como el actor de moda.” Luego, cuando entras a la escuela, t cuentan el mito de México, que fue fundada por los aztecas en donde su Dios les dijo, justo en el águila parada en el nopal devorando una serpiente, en el centro de un lago, un islote pantanoso. Ósea, pinche dios culero, que ni siquiera tiene pa’ conseguirle un buen terreno a sus deudos, los va a meter a terreno más barato que encontró. Y ni te cuento de los españoles que llegaron a joder más el asunto.