Llegué a la estación de metro y no había cambiado nada, por lo que me dije que no iba a ser tan pesado, que tal vez, posibilidad que no había contemplado hasta ese momento, sobreviviera.
(taquillaescalerasgentepasilloandentrenaranjaviento)
donde no me pude tranquilizar fue ya dentro del metro. Todos sabían a donde iban, estoy seguro, y todos me lo reprochaban con sus ojos. Es curioso como todos tienen caras tristes, nadie puede sonreír, pues seria ir más allá del código. Yo iba animado. No me atreví a sonreír, todos sabias adonde iban. Yo no.
(naranjatrenandenpasillogentescalerastaquillaviento)
no sé en que estación salí. Francamente no me interesaba, lo importarte era estar lejos, lejos de ti, lejos de mí, lejos de nuestra relación de cuarta y nuestros piropos de octava. Ya no iba a funcionar. Puedes estar segura. Vi dos segundos las nubes que formaban una sonrisa en tu cara y el sol, que hacia tu pelo parecer rojo. Era el mismo sol, las mismas nubes. ¿entonces porque tu ya no sonreías ni salías a al sol?
Empecé a caminar. No logro recordar cuantas veces me ofrecieron cosas que no quería. Las avenidas tenían números, no nombres, yo seguí caminado hasta hartarme.
(relojesbaratosyoriginaleschiclesavenidacuarentaysieteavaritoavaritocalledoceyaesmiulti
maoferta)
la noche había pegado. Tu nombre aparecía en el diario, en primera plana, no se porque. No, era mi cansancio, eso no era el nombre de una mujer, era el apellido de algún funcionario corrupto, no importa cual, todos son iguales por el trópico de cáncer.
Tú estabas allá, corriendo tu mundo alrededor de las mismas personas y no me echabas de menos.
La luna ya estaba sobre mi cabeza, la luna con su redondez me dio autorización para dormir. Al fin, para eso están los parques.
(bancanochehojasinsectossonidosfriodescansocalmacalmacalmacalmasol)
El sueño me invade. Descansé y mucho. Pero creo que dormiré un poco más. No quiero regresar. O mañana parto rumbo a la costa. O mejor me mató. Mejor parto hacia la costa. Aunque me arrepienta.
(bostezo)